La magia del otoño sobre Venecia
De nuestro equipo editorial
Cuando la niebla cubre los canales, Venecia cambia. El familiar azul del cielo desaparece, los contornos de los palazzi se disuelven y de repente se respira una tranquilidad impensable en verano.
No hay multitudes en los puentes, ni murmullos de voces en la Plaza de San Marcos: sólo el suave sonido de las olas chocando contra los pilotes y el lejano tañido de la campana de una iglesia.
El tiempo de la "calma"
Los venecianos llaman simplemente a estos meses "la calma". Comienza en otoño, cuando el aire húmedo lleva el aroma del mar y la piedra. De madrugada, la niebla se cierne sobre la plaza de San Marcos, las columnas del Palacio Ducal se desdibujan y las fachadas parecen pintadas. Es una Venecia diferente, más tranquila, casi íntima. Si ahora caminas por las callejuelas, puedes volver a oír tus propios pasos, y el eco apagado de la ciudad, a la que por fin se le permite respirar.
Cuestionario sobre Italia para viajeros urbanos
Una Venecia sin telón de fondo
Cuando el flujo de turistas se seca, la ciudad lagunar revela su verdadero carácter. En los bares que rodean Campo Santa Margherita, los lugareños se agolpan en el mostrador, bebiendo su café expreso y hablando del tiempo, del agua y de la vida. Los asientos vuelven a estar libres en las líneas de vaporetto y el mercado de pescado huele a mar y sal.
Estas semanas pertenecen a los venecianos y a quienes viajan fuera de la temporada principal.
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De paseo por Venecia en otoño
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Más informaciónCuando la niebla y el agua se funden
En los días sin viento, la frontera entre el cielo y la laguna parece desaparecer. La niebla cubre la ciudad como un velo sedoso, amortiguando cada sonido y transformando la luz en tonos plateados. Si das un paseo mañanero por Dorsoduro, verás góndolas que emergen de la niebla como si vinieran de otro tiempo. Es esta belleza efímera la que hace que el invierno en Venecia sea tan inconfundible.
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Consuelo culinario
La cocina se adapta al ritmo de la estación: risotto con tinta negra, polenta cremosa con bacalao, pastel de castañas y un vaso de vino tinto de Valpolicella. Las ollas humean en las viejas osterias, e incluso el plato más sencillo parece una declaración de amor a la vida. La niebla exterior hace que la luz interior sea aún más cálida, y cada comida una pequeña celebración.
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Cuando llega el agua
El agua puede subir en Venecia a finales de año. Noviembre suele ser el mes más lluvioso. La famosa acqua alta forma parte del invierno en Venecia tanto como la propia niebla. Los que están preparados pueden tomárselo con calma: Un par de botas de agua, un sentido del humor seco, pasarelas por todas partes para peatones de todos modos y el agua alta se convierte en parte de la vida cotidiana. Cuando la marea retrocede, la ciudad brilla en la clara luz de la tarde como si alguien le hubiera dado un nuevo pulido.
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Una Venecia para iniciados
Venecia en la niebla no es un lugar para los que tienen prisa. Es una ciudad para quienes reconocen la belleza sin sol. Quienes conocen la ciudad lagunar en esta época del año no ven la Venecia de la temporada alta, sino la auténtica: vulnerable, poética... y un recuerdo duradero.






